miércoles, 19 de enero de 2011

Hace demasiados meses, Que mis payasadas no provocan, Tus ganas de reír. No es que ya no me intereses, Pero el tiempo de los besos y el sudor, Es la hora de dormir. Duele verte removiendo, La cajita de cenizas que el placer, Tras de sí dejo. Mal y tarde estoy cumpliendo, La palabra, que te di, cuando juré, Escribirte una canción. Un dios triste y envidioso, nos castigó, Por trepar juntos al árbol, Y atracarnos con la flor de la pasión, Por probar, aquel sabor. El agua apago al fuego Y al ardor los años, Amor se llama el juego; En el que un par de ciegos Juegan a hacerse daño. Y cada vez peor, Y cada vez más rotos, Y cada vez más tú, Y cada vez más yo , Sin rastro de nosotros. Ni inocentes, ni culpables, Corazones que desbroza el temporal, Carnes de cañón. No soy yo, ni tú, ni nadie,Son los dedos miserables que le dan, Cuerda a este reloj. Y no hay lágrimas que valgan, para volver, A meternos en el coche,Donde aquella noche en pleno carnaval, Te empecé, a desnudar.





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